MEDELLÍN - ARQUITECTURA Y CIUDAD
- Arq. Juan Toro
- 26 mar 2018
- 2 Min. de lectura
Como arquitectos debemos aportar nuestro grano de arena para seguir construyendo una mejor ciudad, una ciudad basada en nuestro contexto e historia, por medio de arquitecturas funcionales y no meramente estéticas sin sentido alguno. Medellín es una ciudad fragmentada por hechos que han marcado su historia, hechos que revelan acontecimientos y estos acontecimientos se enmarcan en nuestra arquitectura.
A través de estos componentes se desencadena la problemática fundamental que ordena nuestro territorio, los asentamientos informales que crecen sobre nuestras laderas y la excesiva vivienda en altura que se desarrolla en los últimos años producto del crecimiento urbanístico.
En base a esto debemos repensar nuestra arquitectura para que responda a las necesidades que sufre nuestro modelo de ciudad, que necesita transformarse a través de modelos de gestión integral que desencadenen sucesos urbanos y mejoren la calidad de vida de sus habitantes.
Se debe cuestionar si la manera de planificar nuestra ciudad es la acertada, ya que el sector de la vivienda crece a pasos de gigante y solo basta observar los proyectos que se vienen construyendo entre urbanizaciones, edificios multifamiliares y parques residenciales.
Se diseñan masivas infraestructuras de vivienda en altura que se cierran sobre sí mismas, sin ninguna comprensión del contexto donde están inmersas; funcionan como islas en las cuales se pretende involucrar un sin fin de programas de uso y funciones para un beneficio particular de sus propietarios y que además no tienen relación alguna con la ciudad desafiando el reconocido problema de lo público versus lo privado del que hablaré en otro artículo.
Las piezas de arquitectura deben estar inmersas en un contexto inmediato, que responden a un sin fin de necesidades barriales y de ciudad, deben repensarse como hitos urbanos que se integran a los tejidos urbanos del cual son proyectados para beneficio de sus habitantes.


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